Una experiencia única, diferente, exclusiva, sofisticada, lujosa…Calificativos que se pueden aplicar a todos y cada uno de los viajes que se realizan en los trenes turísticos. Si en un anterior post nos referíamos a los ferrocarriles que cruzan las vías de España, ahora nos vamos un poco más lejos, a Europa y a Asia.
El cuidado interiorismo de los trenes turísticos, que recuerdan al sabor del lujo de antaño, combinado con la tranquilidad de ver el paisaje a un ritmo más pausado y cómodo, hacen de estos ferrocarriles verdaderas joyas, tanto que han protagonizado grandes obras literarias y cinematográficas.
Es el caso del Orient Express, que realizó su primer trayecto allá por 1883. Su heredero, el Venice Simplon-Orient Express, ofrece diferentes viajes, como el de Londres-París-Venecia, con extensiones a Roma, Viena, Praga, Budapest y Estambul. Y también de la misma familia es el British Pullman, que parte de Londres y recorre diversos lugares de Reino Unido. Vagones originales de los años 30 y 40 del pasado siglo en los que descansar, disfrutar de la gastronomía, del lujo y de las atenciones del personal.
Otro de los míticos es el Transiberiano, o Golden Eagle, que así le han rebautizado. A pesar del tiempo transcurrido, sigue siendo —según sus promotores— el que ofrece el servicio ferroviario más largo del mundo. Comienza en Moscú, su final está en Vladivostok y recorre 9.000 kilómetros de paisajes (Urales, estepa, el mayor lago de agua dulce del mundo, la costa …), ciudades y pueblos sorprendentes. Junto al recorrido tradicional, se puede viajar a otros destinos, como Moscú-Pekín (y viceversa) por ejemplo. Todos los trenes tienen en común el cuidado interiorismo, que hace retroceder a los viajeros al lujo del pasado.
También recorre paisajes de ensueño el Royal Scotsman, que parte de Edimburgo y recorre el norte de Escocia. Montañas, bosques, castillos y lagos se ven desde las ventanillas de un tren en el que se disfruta de la rica gastronomía de la región (whisky incluido).
Panorámicas, lujo y glamour
Noruega también ofrece varios trayectos en tren, en los que la espectacularidad del horizonte es el principal protagonista. Es el caso del Bergen Railway —elegido como uno de los mejores viajes en tren del mundo por la guía Lonely Planet—, que transcurre entre Oslo y Bergen sobre Hardangervidda, la meseta montañosa más alta de Europa. Dentro de esta vía destaca la Flam Railway, una líneas ferroviarias más empinadas del mundo.
Suiza también ofrece glamour y paisajes de película en varios recorridos, como el Glacier Express, que recorre St. Moritz/Davos-Zermatt, y el Bernina Express, que une localidades alpinas suizas con italianas.
Y por último, pero no menos importante, destacamos el Danube Express que se presenta como un hotel de lujo sobre raíles. Un tren turístico donde el interiorismo se ha cuidado con detalle, con vagones restaurados para disfrutar de varios recorridos por la Europa central y del este, que parten de Budapest, Varsovia y Estambul.
Quién sabe si tú, que estás leyendo este post, serás el próximo que abra una de esas lujosas cortinas confeccionadas a medida para uno de esos míticos/turísticos trenes y ver los majestuosos paisajes que se disfrutan… si es que no lo has hecho ya.