El ambicioso objetivo de la Unión Europea de alcanzar la “neutralidad de carbono” para el 2050 requiere de una importante intervención en el transporte, uno de los sectores que más CO2 generan, concretamente el 25% de las emisiones mundiales.
Paralelamente, nos enfrentamos al reto de crear ciudades más amables a la ciudadanía, permitiendo que vehículos a motor convivan con peatones, bicicletas y patinetes eléctricos. En este panorama, el fomento de un transporte público con energías alternativas jugará un papel determinante.
GNC, el gas natural para vehículos en ciudad
El gas natural es una fuente de energía con mucho que decir en el futuro de la automoción y el transporte. Hablamos del Gas Natural Comprimido, todo un relevo para el diesel y la gasolina dentro de la ciudad, ya que satisface las necesidades energéticas de vehículos ligeros, como autobuses urbanos, camiones de basura o vehículos de limpieza.
El GNC permite cubrir desplazamientos incluso de media distancia y es compatible con gases renovables, con lo que su huella de carbono puede ser casi nula. Además de limpia, también es una alternativa más económica (hasta un 50% de ahorro por km respecto a la gasolina) y mucho más silenciosa que los motores tradicionales.
GNL para el transporte ferroviario
El transporte ferroviario ya es de por sí más eficiente que el de carretera. Por ello, incorporar el gas natural a los trenes de pasajeros puede reducir el consumo y las emisiones de CO2 entre un 20% y un 30% respecto de los motores diesel ferroviarios. Además, los niveles de ruido se reducen a la mitad.
En este caso hablamos de GNL, un tipo de gas en estado líquido que destaca por su escaso volumen, facilitando así una autonomía ideal para el transporte de larga distancia: un depósito de GNL permite recorrer entre los 800 y los 1.500 kilómetros.
Enagás viene trabajando junto a Renfe desde 2014 para poner en marcha la aplicación comercial de esta energía. La primera prueba piloto a nivel mundial de un tren de pasajeros a gas licuado se inició en Asturias en 2018. Tras la experiencia, se está trabajando en hacer de la línea Trubia-Collanzo, la primera línea 100% GNL comercialmente explotada.
El siguiente paso en la evolución son los gases renovables, como el biometano y el hidrógeno verde. Aún con proyectos en fase piloto, son energías totalmente renovables, limpias y con enorme potencial tanto para el transporte ferroviario como para vehículos urbanos.
Autobuses y vehículos urbanos eléctricos
Las bondades del vehículo eléctrico son varias, especialmente la reducción de la contaminación atmosférica y los ruidos urbanos. La electrificación de los transportes es una prioridad a nivel europeo no solo para la descarbonización de la economía sino también para reducir la dependencia energética con los países productores de petróleo.
Aunque la autonomía y la existencia de puntos de recarga siguen siendo los obstáculos principales para la implantación del coche eléctrico privado, los motores eléctricos ya están implantándose con éxito en autobuses y vehículos de servicios urbanos. El reto medioambiental es cosa de todos y en este sentido, el transporte público está mostrando el camino a seguir.
