Desde que en 1826 un empresario de Nantes (Francia) tuviera la idea de utilizar una carroza para transportar pasajeros de manera regular desde el centro de la ciudad hasta la periferia, mucho han cambiado los autobuses y la manera en que viajamos en ellos.
Después de esta primera versión de autobús primitivo, vendrían los vehículos movidos por motores a vapor y, en 1895, el primer autobús con motor de combustión, creado por la marca Benz y el auténtico precedente del medio de transporte tal y como lo conocemos hoy en día.
Pero sin remontarnos tanto en el tiempo, los menos jóvenes podemos recordar muchas diferencias entre cómo se viajaba antes en los autobuses y cómo lo hacemos en la actualidad. Hagamos un repaso de cuánto han cambiado nuestra forma de movernos.
«Steam-Bus» A. Brockhaus – Brockhaus Kleines Konversations-Lexikon (año 1911)
Confort interior
Como podemos imaginar, los asientos de los autobuses no han sido siempre tan confortables como ahora. En su origen eran rígidas sillas o bancos de madera y, hasta hace no mucho, aún podían verse en algunos modelos antiguos, especialmente en los dedicados al transporte urbano.
Lo habitual, hoy en día, es que sean ergonómicos y, en el caso de los autobuses dedicados a recorrer largas distancias, normalmente los asientos pueden reclinarse y disponen de reposapiés, para que podamos echar una cabezadita cómodamente.
En la actualidad tampoco concebimos la idea de realizar un viaje en un autobús sin aire acondicionado, pero seguro que más de uno, al echar la vista atrás, recordará el calor asfixiante y las ventanillas bajadas de los días de verano, tanto en recorridos largos como cortos.
Ver una película en un autobús interurbano no es tan novedoso, pero sí ha habido una evolución gradual en la calidad de los monitores, de la imagen y del audio. Incluso del número de pantallas, ya que en los primeros modelos con televisor se podían contar como máximo dos aparatos para todos los pasajeros, pero en la actualidad, existen incluso autobuses con pantallas táctiles interactivas en todos los reposacabezas, para que cada pasajero pueda elegir qué ver en cada momento.
Otro elemento fundamental para un viaje cómodo, aunque quizá no seamos muy conscientes de su evolución, son las cortinas del autobús, imprescindibles cuando el sol está en un punto bajo, si queremos evitar pasar un largo rato deslumbrados por su luz. Si en un inicio eran simples cortinas de tela corriente, los materiales actuales protegen de manera mucho más efectiva contra la luz y el calor; también existen modelos enrollables e incluso de subida y bajada motorizada y programable, especialmente diseñadas para que los chóferes no tengan que distraer su atención de la carretera en ningún momento.
Cortinas interiores para autobús, fabricadas por Industri
Seguridad
Es indudable que la seguridad de los autobuses ha aumentado gradualmente de manera más que evidente. Desde los primeros autobuses a motor, construidos sobre un chasis de madera, a los actuales, que cumplen estrictas normativas para prevenir la propagación de incendios, se ha evolucionado mucho.
En la actualidad, es obligatorio que los nuevos modelos de autobús destinados al transporte interurbano incorporen cinturón de seguridad en todos los asientos, lo cual es un plus de protección para los pasajeros. Tampoco nos sorprende ya ver martillos de seguridad para poder romper las ventanas en caso de accidente, pero pensemos que hace unas décadas todos estos eran elementos extraños en un autobús.
Sistemas ABS, servofrenos de emergencia, mejores anclajes de butacas… todas estas innovaciones y la innovación continua hacen que el autobús sea, estadísticamente, uno de los medios de transporte más seguros.
Otras curiosidades
Actualmente, los equipajes van adecuadamente colocados en grandes compartimentos, en los que incluso pueden viajar animales con comodidad. Pero en los primeros autobuses, las maletas debían colocarse en la baca del techo. Hoy en día sería impensable alterar la estabilidad del vehículo de esa manera.
También es curioso pensar que, hasta hace no tanto –la prohibición definitiva se produjo en 1999– se reservaban las últimas filas de los autobuses para los pasajeros fumadores, como si realmente los viajeros de los asientos delanteros no fuesen a sufrir con el humo. Los ceniceros, por tanto, se han convertido en elementos en vías de desaparición en los autobuses, aunque aún es posible encontrarlos en algunos modelos para usarlos a modo de papelera.
La evolución que han experimentado los autobuses en estos más de 100 años de historia nos hace vislumbrar un futuro con vehículos cada vez más cómodos para el pasajero y, sobre todo, más seguros. En Industri estamos ansiosos por seguir trabajando e innovando para que esto sea posible.
